martes, 17 de febrero de 2009

Charlas insomnes

¡No estoy sola! Por fin mis amigos han vuelto a casa (como el Almendro) y no precisamente cargados de regalos sino de algo mucho peor… ¡fotografías y videos familiares!
Cuando el lunes pasado encontré en mi correo una invitación de Vane (os acordáis de ella, la que me dejó encargada de sacar a pasear a su caballo) me llevé una gran alegría, por fin la gente dejaría de pensar que era una loca por ir hablando en el autobús (vale, sola y en voz alta, pero es que las costumbres son difíciles de cambiar). En fin, esa tarde salí antes del trabajo y me dirigí a casa de Vane haciendo una lista mental de todas las cosas importantes que habían ocurrido en su ausencia y debía conocer: el nuevo conductor del bus que compartíamos era un suicida que cada mañana trataba de estamparnos contra cualquier coche que se pusiera a su alcance, estaban liquidando nuestra tienda de cosméticos preferida, a la bruja de mi vecina por fin le había dejado su novio y en un ataque de histeria trató de suicidarse saltando dentro del ascensor (grave error porque sólo consiguió que los bomberos que la rescataron tras tres horas de espera se echaran unas carcajadas al encontrarla con rulos y ropa interior).
Cuando abrió la puerta casi caigo muerta de envidia al contemplar su bronceado, no es que hubiera tomado el sol, es que lo había robado, guardado en la maleta, pasado los controles de aduanas y puesto en su salón. Una vez superadas las lágrimas y abrazos (un mes puede ser eterno) pasamos al salón donde me tenía preparada una sorpresa (o tortura, según el punto de vista), había comprado un proyector de diapositivas especialmente para la ocasión. En efecto, pensaba enseñarme y comentarme cada una de las fotografías tomadas durante sus vacaciones, creo que eran unas 2.000, aunque hacía la 150 desconecté de su cháchara (o no recordaba que fui yo quien le recomendó el viaje o pensaba que un país que llevaba 50 años inmutable había cambiado en honor a su visita).
Esto es lo peor de quedarte sin vacaciones, escuchar el parloteo de los que se han ido. Todos te tientan con la idea de que te han traído un detallito para que aceptes la invitación, y después, sin previo aviso te sueltan una charla de 6 horas, es entonces cuando tienes que reprimir el impulso de levantarte y gritar «ya te advertí por teléfono que no compraré la enciclopedia, déjate de rollos y dame de una maldita vez el boli que me prometiste», pero en lugar de eso recuerdas que es una amiga de toda la vida y en lugar de hablar asientes obedientemente mientras planeas la venganza
Una vez concluida la sesión fotográfica, me preparé para recibir mi regalito. Pero resultó que aún no había terminado el clavario. Era el turno del cine (sí también se llevó la cámara de video). Una de las cosas que no entiendo de algunas personas es su afán de grabar paisajes, si quiero un reportaje sobre una ciudad lo compro. Considero que las cámaras deben usarse para guardar momentos divertidos, payasadas de amigos, caídas inoportunas... cosas que cuando se ven 20 años después te hacen reír y recordar lo mucho que disfrutaste de las vacaciones. Pero Vane no es de ésas, ella considera que una hora grabando el paisaje a través de la ventanilla del coche, con mano temblorosa y un fuerte viento como único sonido es un largometraje de Oscar. Tras 4 horas de película muda sin protagonistas la cinta terminó. Entonces sí respiré tranquila porque el infierno había terminado por fin y satisfecha por haber aguantado seis horas ininterrumpidas me dispuse a marcharme (a esas alturas el regalo me daba igual sólo quería escapar). Cuando estaba a un paso de mi libertad, oí a Vane corriendo por el pasillo «Qué te olvidas tu recuerdo», haciendo un esfuerzo sobrehumano me volví con una sonrisa «mujer no tenías que haberte molestado» (¡y una mierda! me lo he ganado, ¡dame mi premio!). Abrir la cajita de cartón fue la gota que colmó mi paciencia, encontrar una cuchara de plata con el escudo de Cuba hizo que se me saltaran las lágrimas. ¿Por qué siempre traen regalos inútiles y horteras que encima debes tener de adorno en el salón para que se vean?. A todos los veraneantes recomiendo: una caja de bombones (que se pueden comer), una camiseta (que se pueden poner) un cenicero (para los que fuman) y si no hay nada que merezca la pena... ¡mejor no traer nada!

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